Dare to Dream, Dare to Grow, Dare to Be You.

Spanish Version Below

Today, I want to talk to you about the importance of daring to try new things, regardless of the outcome. Allow me to share my own story to illustrate this.

At the beginning of this year, after a deep bout of depression, I started small projects as a form of therapy. I thought about things I'd like to learn and embarked on adventures into the unknown. One of them was food photography. Despite having taken some photos in this category in the past, this time I wanted a different and completely new style.

I gathered some references, sought inspiration, and began shooting. When I looked at the photos, I felt a great sense of satisfaction with the results. However, even though I was just seeking to have fun creating them, I thought about opening a dedicated Instagram account for this purpose. I must confess that the best part of the process was seeing a grocery list transform into an image and, of course, the ultimate reward: watching Francois savour every bite.

Around June, I received a direct message that caught my attention amid the usual spam. It was a producer from MasterChef. In the message, he asked if I had considered the option of participating because my account's feed looked incredible!

I think my initial reaction was laughter. The idea had never even crossed my mind. However, as I often do with all the experiences I go through, I looked back and connected the dots (the moment I made the decision) and realized that possibilities are infinite when we dare to try new things.

I hesitated, but in the end, I decided to go for it. I had nothing to lose and so much to gain. Applying was the first step, and there was no guarantee they would call me for an audition without even submitting an application. The deadline for applications was in mid-August, so I went on vacation, and upon my return, I signed up.

Eight days ago, I presented my audition, and it was fantastic. As soon as I received the email inviting me to the casting with instructions, I prepared my dish, practised during the weeks leading up to the audition, and tried not to think too much about it. However, the day before, nerves kicked in, along with questions and doubts. "What am I doing? I'm going to make a fool of myself!" I nearly invented any excuse to avoid going, but that inner strength and fire we all carry inside started to cover me, and I let my intuition guide me.

That Thursday, I dressed in vibrant colours and brought my most authentic self to the audition. I knew nothing bad could happen. I even had my lucky socks on – my flying pigs. Moreover, I had another advantage; having worked in a café had given me the vocabulary of kitchen utensils.

The countdown began to kick off 60 minutes of culinary creation. I was ready, everything was properly arranged on the benchtop. One of the judges started counting out loud: "3, 2, 1." The egg I had for my preparation fell and broke just inches from my shoes. I wanted to run away, but I chose to laugh and make faces at one of the chefs who were observing us. With my expression, I let him know that I had broken an egg and needed his help; I couldn't start cleaning because time was ticking, but I also couldn't leave the egg on the floor – it would be dangerous. Without saying a word, only through facial expressions and eye contact, he took care of it.

I began by preparing the mixture for the crepes. I had all the quantities in my head; that was one of the rules – no recipes, everything by heart. 330 grams of flour, 750 ml of water, 10 grams of salt, and one egg. For the sauce, I had onions, tomatoes, cumin, and coriander. If you're Colombian or have visited my country, you're probably already imagining a delicious "hogao" sauce.

French and Colombian crepe with eggs, hogao and tons of love!

Since my strength is storytelling, the recipe wouldn't be an exception. I wanted a recipe that made me think about what home means. The home where I was born and the home I'm forming today. A fusion of French and Colombian cultures.

Once the 60 minutes had passed, and after tasting each dish, the judges announced the three names of the selected participants. There were about 20 of us, if I recall correctly. I didn't hear my name among those called. I faced the fear of failure head-on and didn't achieve the result I had hoped for.

However, that's where the real magic happened. Through this experience, I learned a lot about myself. I realized that it's not always about the outcome; it's about the journey and the growth it brings. There will always be a good reason to explore other passions and hobbies you've never considered before. I discovered that a world of possibilities awaits us when we dare to step out of our comfort zone.

Dare to Dream, Dare to Grow, Dare to Be You.

Spanish Version

Atrévete a Soñar, Atrévete a Crecer, Atrévete a Ser Tú

Hoy quiero hablarte de la importancia de atreverse a hacer cosas nuevas, sin importar el resultado. Permíteme compartirte mi propia historia para ilustrar esto.

A comienzos de este año luego de una profunda depresión, a manera de terapia inicié pequeños proyectos. Pensé en eso que me gustaría aprender y me embarqué en la aventura de lo desconocido. Uno de ellos fue la fotografía de comida. A pesar de que en el pasado había tomado algunas fotos de esta categoría, esta vez quería un estilo diferente y totalmente nuevo.

Tomé algunos referentes, busqué inspiración y comencé a disparar. Cuando veía las fotos sentía una gran satisfacción con el resultado, sin embargo aunque solo buscaba divertirme con el simple hecho de crearlas pensé en abrir y dedicar una cuenta de IG solo para este propósito. Debo confesarles que lo mejor del proceso era ver como una lista de mercado se convertía en imagen y claramente la recompensa final; Francois chupándose los dedos.

Hacia el mes de junio recibí un mensaje directo que llamó mi atención entre el spam que suele colarse. Era un productor de Master Chef. En el mensaje me preguntaba si había considerado la opción de participar ya que el feed de mi cuenta lucía, ¡increíble!

Creo que mi primera reacción fue reír, por mi mente nunca se me había si quiera cruzado la idea, pero al mismo tiempo, como suelo hacer con todas las experiencias que vivo, miré en retrospectiva uniendo aquellos puntos (el momento en que tomé la decisión) y noté que la posibilidades son infinitas cuando nos arriesgamos a hacer cosas nuevas.

Lo dudé pero al final me decidí, no tenía que perder y si mucho que ganar. Aplicar era el primer paso, nada me garantizaba que me llamaran a una audición sin siquiera enviar una solicitud. La convocatoria cerraba a mediados de agosto así que me fui de vacaciones y al regreso me inscribí.

Hoy hace 8 días presente mi audición, fue genial. Tan pronto recibí el mail invitándome al casting con las indicaciones, preparé mi plato, practiqué durante las semanas anteriores a la audición y traté no pensar mucho en el tema. Sin embargo, el día anterior empezaron los nervios y las preguntas y cuestionamientos ¿Qué carajos estoy haciendo? ¡Me terminé de enloquecer! ¡Vas a hacer el ridículo!, etc. Casi que me invento cualquier cosa para tener la excusa y no ir, pero la fuerza y ese fuego que todo llevamos dentro empezó cubrirme y me dejé guiar por mi intuición.

Ese jueves me vestí de color y llevé a la audición a mi más autentico yo. Sabía que nada malo podría pasar, llevaba mis calcetines de la buena suerte; mis cerditos voladores. Además, tenía otra ventaja, haber trabajado en un café me había dado el vocabulario de los utensilios de cocina.

Comenzó el conteo regresivo para dar inicio a 60 minutos de creación culinaria, estaba lista, tenía todo debidamente dispuesto en el mesón, uno de los jurados va diciendo en voz alta- 3, 2, 1 El huevo que tenía para mi preparación se cae y se rompe a pocos centímetros de mis zapatos. Quiero salir corriendo pero opto por reír y hacerle caritas a uno de los chefs que están observándonos. Con mi gesto le hago saber que rompí un huevo y necesito su ayuda; no puedo ponerme a limpiar porque el tiempo va corriendo, pero tampoco puedo dejar el huevo en el piso, sería peligroso. Sin decir una palabra, solo con el lenguaje del rostro y la mirada, él se hace cargo.

Comencé por dejar lista la mezcla con la que prepararía los crepes. Tenía todas las cantidades en mi cabeza; ese esa era una de las reglas, no recetas, todo de memoria. 330 gr de harina, 750 ml de agua, 10 gr de sal y un huevo.

Para la salsa tenia cebollas cabezonas, cebollas largas, tomates maduros, comino y cilantro. Si eres colombiano o has visitado mi país ya te estarás imaginando un delicioso hogao.

Como mi fortaleza es contar historias, la receta no sería la excepción. Quería una receta que me hiciera pensar en lo que significa hogar. El hogar donde nací y el hogar que formo hoy. Una fusión entre las culturas, francesa y colombiana .

Una vez pasado los 60 minutos, y luego de probar cada plato, el jurado dio los tres nombres de los participantes seleccionados, éramos 20 si mal no recuerdo. No escuche mi nombre entre esos. Enfrenté el miedo al fracaso de frente y no logré el resultado que esperaba.

Sin embargo, ahí es donde ocurrió la verdadera magia. A través de esta experiencia, aprendí mucho sobre mí. Me di cuenta de que no siempre se trata del resultado; se trata del viaje y el crecimiento que conlleva.

Siempre habrá una buena razón para explorar otras pasiones y pasatiempos que nunca antes había considerado. Me di cuenta de que hay un mundo de posibilidades esperándonos cuando nos atrevemos a salir de nuestra zona de confort.

Atrévete a Soñar, Atrévete a Crecer, Atrévete a Ser Tú